El problema del reciclaje: Aditivos tóxicos
El problema menos visible de la contaminación por plásticos son los aditivos tóxicos que se agregan a los polímeros por una amplia gama de razones, ya sea para dar durabilidad, flexibilidad y/o moldeabilidad.
Estas sustancias, dañinas para la salud humana incluso en pequeñas cantidades, pueden repercutir en el sistema inmunológico y reproductivo, ser causantes de diferentes tipos de cáncer, afectar las funciones intelectuales y/o retraso en el desarrollo.
Estos aditivos tóxicos no están completamente unidos al plástico y, cuando se desecha la basura de manera irresponsable, se liberan al medioambiente. Una vez desprendidas, estas sustancias pueden ser ingeridas, respiradas o absorbidas por la fauna y seres humanos.
Es decir, si al problema del acopio y mala gestión de residuos plásticos se le agrega la liberación de estas sustancias, ocurre un problema mayor que afecta a todo el ecosistema del reciclaje.
La “economía circular” es clave para que el reciclaje funcione. Compartir, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible crean un valor añadido.
Si bien existen distintos tipos de reciclaje para variados materiales, si nos enfocamos en los aditivos es necesario un proceso que elimine esa toxicidad para generar la recuperación completa del residuo, dando vida a la rueda de la economía circular.
TIPOS DE RECICLAJE
En relación al reciclaje, existen diferentes maneras de recuperar los residuos. Las más conocidas son el reciclaje mecánico y químico.
El reciclaje mecánico es el proceso más conocido para recuperar residuos plásticos. Este comienza con la separación del producto, limpio y en condiciones óptimas; luego es triturado, para que puedan adquirir una nueva forma y ser empleado para otros usos. Esto genera una recuperación del material, pero los aditivos tóxicos siguen presentes en la nueva materia prima, generando que la economía circular pierda su valor.
La solución propuesta por los expertos es el reciclaje químico. Este proceso realiza la transformación del residuo a nivel molecular, iniciando con una serie de reacciones para descomponer los desechos plásticos en sus partes moleculares, lo que permite reconstruirlos en sus materias primas originales transformándolos en material polimérico libre de toxinas.
APORTE DE CIPA
Si bien existen diferentes maneras de reciclar el plástico, los esfuerzos de los expertos deben estar enfocados a evitar la transferencia de toxinas al momento de la recuperación.
Es por eso que CIPA está trabajando en un proyecto denominado “Recycle Safe”, que busca la colaboración internacional para desarrollar tecnologías seguras y sostenibles para la identificación, pretratamiento y separación de contaminantes en plásticos de envasado post consumo a través de procesos de reciclaje químico y mecánico.
Al generar este conocimiento, otro de los propósitos de la iniciativa es poder asesorar la toma de decisiones y políticas públicas en torno al tema.
Asimismo, se espera aportar a la incorporación de nuevas etapas o modificaciones en procesos de reciclaje mecánico de monomateriales, así como evaluación de corrientes mixtas descontaminadas en procesos de reciclaje químico.