Greenwashing vs Desarrollo Sustentable
Ing. Jesús Rodríguez, Ingeniero de Desarrollo, Gestión Tecnológica y Asistencia Técnica en Polímeros (GT-ATP), CIPA
En los últimos tiempos, la sociedad en su conjunto está tomando más conciencia sobre la protección que requiere el medio ambiente, buscando un desarrollo más sustentable, por lo que muchas empresas y servicios han venido volcando su atención a los problemas medioambientales y a la importancia que merecen. Pero apoyadas en esos valores, se han construido también muchas campañas, aparentemente verdes y ecológicas, que esconden objetivos muy diferentes. Estas, muchas veces venden algo que no es más que una farsa: se pretende mostrar una imagen de una empresa con un producto etiquetado como “verde”, sin que eso tenga un soporte verdadero en la realidad. Eso es lo que se conoce como el greenwashing.
Una de las formas de greenwashing más comunes ocurre con las grandes empresas, que tratan de potenciar las estrategias de marketing en sus divisiones de negocios que fabrican productos más respetuosos con el medio ambiente. Esto ha sucedido en las grandes empresas energéticas que publicitan sus productos basados en energías renovables (eólicas, solares, hidrógeno verde), pero a sabiendas que su gran negocio sigue siendo la explotación de los combustibles fósiles o las centrales eléctricas nucleares , también en el mundo de la ropa y el vestuario donde la publicidad engañosa se realiza mediante el uso de etiquetas utilizando términos como “ecofriendly”, “sostenible” o “verde”, sin un soporte técnico que lo avale.
Pero el greenwashing no solo engaña a los consumidores, sino que perjudica los esfuerzos legítimos de empresas que si están comprometidas con la sostenibilidad. Según un estudio de la Comisión Europea que data de 2014, el 75% de los productos del mercado se posicionaban asociándose a la sostenibilidad. Otro estudio más reciente del 2020 ponía de relieve, “que más de la mitad de los mensajes comerciales analizados eran vacíos, engañosos e infundados”, y que el 40% de esos no tenían ningún fundamento técnico.
¿Cómo se enfrenta este problema? Desde los gobiernos, se observa una tendencia a legislar contra el greenwashing. Ejemplos como España y el Reino Unido aplican regulaciones más estrictas, anticipando posibles sanciones por publicidad engañosa sobre productos «ecofriendly». Las Autoridades Europeas de Supervisión abordan el riesgo del lavado verde en el sector financiero, proyectando regulaciones en 2024.
Desde la opinión pública, los consumidores informados exigen transparencia y autenticidad. Empresas comprometidas pueden construir una reputación positiva, pero con la pandemia se ha visto un aumento de prácticas engañosas. Organizaciones como la BEUC y el Greenwashing Index en EE. UU. permiten a los consumidores denunciar casos.
El futuro se perfila con acciones contundentes. Desde el Centro de Investigación de Polímeros Avanzados, se destaca la importancia de normativas para validar la sostenibilidad de productos. Enfatizan la necesidad de seguir estándares internacionales y realizar pruebas específicas para demostrar la biodegradabilidad de materiales.
En resumen, la lucha contra el greenwashing implica acciones gubernamentales y la participación activa de consumidores informados. La autenticidad en las prácticas empresariales se convierte en la clave para construir un futuro sostenible, donde el respeto por el medio ambiente sea más que una etiqueta de moda, sino parte esencial de nuestras decisiones diarias.